Los aeropuertos son, para muchos, una especie de limbo entre un destino y otro, un lugar de tránsito donde las horas parecen alargarse y el café cuesta el doble. Pero hay excepciones. En algunos aeropuertos del mundo, la espera se transforma en un espectáculo, una oportunidad para descubrir, relajarse e incluso divertirse. Aquí van seis aeropuertos que han convertido la experiencia del viajero en un arte.

Changi (Singapur) – Un mundo aparte

Pisar Changi es olvidar que uno está en un aeropuerto. Este coloso de la aviación no es solo una terminal aérea, es un universo en sí mismo. Aquí hay una cascada de 40 metros de altura, jardines tropicales y hasta un tobogán gigante. Si la escala es larga, siempre se puede ir al cine (gratis, por cierto) o darse un chapuzón en la piscina de la Terminal 1, con vistas a la pista de aterrizaje.

Para los que buscan un respiro, los jardines temáticos ofrecen un paseo entre mariposas, orquídeas o girasoles. Y si el hambre aprieta, lo mejor es dirigirse a los hawker stalls, donde se pueden probar auténticos platos singapurenses sin salir del aeropuerto.

Curiosidad: Tiene el tobogán más alto de un aeropuerto en el mundo, de 12 metros. Porque en Changi la espera se disfruta… o se desliza.

Hamad (Doha) – El aeropuerto que parece un museo

En Hamad todo está diseñado para impresionar. Desde el momento en que se atraviesan sus puertas, uno se encuentra con enormes salas de techos ondulados, boutiques de lujo y una pieza de arte que se ha convertido en su símbolo: «Lamp Bear», un oso amarillo de casi siete metros que parece sacado de un sueño surrealista.

Aquí no hay que preocuparse por la comodidad. El Oryx Hotel, dentro del aeropuerto, tiene habitaciones para siestas de unas horas, y su spa ofrece masajes que ayudan a olvidar el jet lag. Para los más inquietos, un paseo por las tiendas de Harrods o Gucci siempre es una opción.

Curiosidad: Es hogar de una de las salas VIP más exclusivas del mundo, con mayordomos y habitaciones privadas con camas king-size. 

Haneda (Tokio) – Donde la eficiencia se mezcla con la tradición

Si hay un aeropuerto que entiende la importancia del tiempo, ese es Haneda. Puntualidad japonesa, tecnología impecable y un ambiente donde la tradición y la modernidad conviven a la perfección.

Un paseo por Edo Market es un viaje en el tiempo: una calle cubierta que recrea el Japón antiguo, con tiendas de artesanías y restaurantes de ramen que huelen a gloria. Para los más curiosos, la terraza de observación ofrece una vista espectacular de los aviones despegando con el monte Fuji al fondo.

Curiosidad: Es el aeropuerto más puntual del mundo. Si tienes una escala aquí, puedes estar seguro de que no perderás el siguiente vuelo.

Incheon (Seúl) – Cultura y entretenimiento a lo grande

En Seúl han entendido que un aeropuerto no tiene por qué ser solo un lugar de tránsito. Aquí hay una pista de patinaje sobre hielo, un spa gratuito y hasta exposiciones de arte coreano.

Para los que quieran sumergirse en la cultura local, el aeropuerto ofrece experiencias interactivas, como probarse un hanbok (el traje tradicional coreano) o aprender a hacer artesanías locales. Y si el cansancio aprieta, las «habitaciones cápsula» son una bendición para una siesta rápida antes del próximo vuelo.

Curiosidad: Fue el primer aeropuerto en ofrecer espectáculos en vivo de K-pop en sus terminales.

 

Zúrich – La puerta de entrada a los Alpes suizos.

Zúrich no es solo un aeropuerto, es un adelanto de la perfección suiza. Organizado al milímetro, pulcro y diseñado para la comodidad, es el sitio ideal para hacer una escala sin estrés.

Aquí, en lugar de esperar en una sala de embarque, los viajeros pueden alquilar una bicicleta o unos patines y recorrer los alrededores del aeropuerto. También hay tours guiados por la pista de aterrizaje y un simulador de vuelo para quienes siempre han soñado con pilotar un avión.

Pero lo que realmente lo hace especial es su oferta de senderismo. A pocos minutos de la terminal hay rutas señalizadas para caminar entre bosques, colinas y prados alpinos. Una de las más recomendadas es la «Ruta de los Aviones», un sendero de 5 kilómetros que recorre las inmediaciones del aeropuerto y ofrece unas vistas espectaculares de los despegues y aterrizajes con los Alpes de fondo.

Para quienes tienen una escala más larga y desean algo más exigente, se puede tomar el tren desde la terminal hasta las afueras y disfrutar de senderos más extensos rodeados de naturaleza suiza.

Para los que prefieren algo más relajado, el Swiss Lounge ofrece fondue y chocolate suizo de primera calidad. Y si el cuerpo pide descanso, hay duchas y zonas de descanso con vistas a los Alpes.

Curiosidad: Es el único aeropuerto del mundo donde puedes hacer senderismo entre vuelos gracias a sus rutas marcadas en las colinas cercanas.

 

Múnich – El único aeropuerto con su propia cervecería

Alemania no podía decepcionar en este aspecto. En pleno aeropuerto de Múnich, entre puertas de embarque y duty-free, se encuentra Airbräu, la primera cervecería del mundo dentro de un aeropuerto. Con cerveza elaborada en el mismo lugar, aquí la espera se lleva mejor.

Además, en invierno, la plaza central se convierte en un mercado navideño con pista de patinaje sobre hielo, y el resto del año, un espacio donde se organizan eventos y conciertos.

Curiosidad: Es el único aeropuerto con su propia fábrica de cerveza. Y sí, la sirven bien fría.