Cuando planeamos un viaje por Europa, es común pensar que la Tarjeta Sanitaria Europea (EHIC) es suficiente para cualquier imprevisto de salud. Muchos viajeros, especialmente los más jóvenes, confían en ella sin darse cuenta de sus limitaciones. Pero ¿realmente es la mejor protección en caso de emergencia?
¿Qué cubre (y qué no) la Tarjeta Sanitaria Europea?

La EHIC te permite recibir atención médica en los países del Espacio Económico Europeo y Suiza, en las mismas condiciones que los ciudadanos locales. Si la sanidad es gratuita en el destino, no pagarás nada; pero si hay copagos o costes adicionales, correrán por tu cuenta.

Sin embargo, hay aspectos clave que NO cubre:

Gastos de cancelación: Si enfermas antes del viaje y debes cancelarlo, la EHIC no reembolsa vuelos ni alojamientos.
Pérdida o robo de equipaje: No recibirás ninguna compensación si te roban o pierdes tus pertenencias.
Repatriación sanitaria: Si necesitas ser trasladado de urgencia a tu país, los costos correrán por tu cuenta.
Atención médica privada: Solo cubre la sanidad pública, dejando fuera hospitales y clínicas privadas.

¿Necesito un seguro de viaje si ya tengo la EHIC?

La respuesta es sí. Aunque la EHIC es útil, no sustituye a un seguro de viaje. Este último te protege ante cancelaciones, robo de equipaje, asistencia médica integral y repatriación en caso de emergencia.

Imagina que sufres una fractura esquiando en los Alpes y necesitas un traslado sanitario de vuelta a casa: el coste puede superar los 10.000 euros y la EHIC no lo cubrirá.
Conclusión: La mejor opción es combinar ambas

Si viajas por Europa, lleva siempre tu Tarjeta Sanitaria Europea, pero no te confíes. Un buen seguro de viaje complementará su cobertura y evitará gastos imprevistos que pueden arruinar tu experiencia.

Viajar es disfrutar, pero también prever. La tranquilidad no tiene precio, y con una buena cobertura, cualquier imprevisto se convertirá en una simple anécdota.